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Un viaje sin retorno.

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De joven aprendí a caminar por las veredas, por las montañas, por los pueblos… ¡Por la vida!

Ollantaytambo, Cuzco, Perú.

De niño me gustaba soñar en grande, soñar que volaba, que traspasaba fronteras, que me transportaba hacia otras culturas, otros países, otros mundos, otros amaneceres y atardeceres; era mi manera de querer escapar de la realidad, de la pobreza, de la escasez de oportunidades, de la incertidumbre del pan sobre la mesa.

Laguna Humantay, Cuzco, Perú.

El Escultismo me dio las alas que poco a poco fui alzando hasta las estrellas. Quiero heredar esas alas a mis hijos, lanzarlos al vuelo, el mundo es grande y hermoso.

Desierto Ica, Huacachina, Perú.

Nunca ha faltado la mano amiga, la comprensión y solidaridad de quienes ayudaron en momentos oportunos evitando la debacle, personas a quienes estoy eternamente agradecido y llevo dentro de mi corazón.

Feria de turismo, Rimini, Italia.

De joven aprendí a caminar por las veredas, por las montañas, por los pueblos… ¡Por la vida! Sin detenerme, no podía, no quería, y sin embargo, me estacionaba por las pequeñas cosas que en el camino encontré: una flor, un riachuelo, un pájaro, una puesta de sol o la majestuosidad de la montaña a conquistar en su momento.

Peñón de Comasagua, La Libertad, El Salvador.

Ahora, nada en lo absoluto ha cambiado, sigo soñando con imposibles (momentáneos), sigo en el mismo andar, con la misma emoción, con el infinito deseo de descubrir el mundo y su gente, y a medida que avanzo me doy cuenta que lo que encuentro son fragmentos de mi ser en cada lugar, los recojo y de a poco me transformó y a la vez dejo algo mío en cada uno de ellos, porque creo que de eso estamos hechos, de una constante renovación, de una permanente revolución en la que con cada paso que damos, tomamos y dejamos.

Rueda de negocios, Santiago de Chile.

Quedé perdido en aquella inocente sonrisa de un niño, en la profundidad de los ojos de aquel anciano que miraban hacia su interior, o al infinito, en el abrazo de aquel a quien sentí mi hermano desde el primer momento, en la sinceridad de las palabras de quién me llamó su familia.

El Nicho, Trinidad, Cuba.

Aún tengo mucho por descubrir, el viaje apenas empieza, muchos sueños por cumplir, me impulsa y motiva saber que de esos imposibles algunos ya no lo son.

Puerta de Alcalá, Madrid, España.

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